Indígenas colombianos defienden su
soberanía alimentaria
Escrito por Diana Ovalles
Radio Nacional de Venezuela RNV
La frase conclusiva
del activista indígena colombiano Orlando Pamo Chaguala al final de su
conferencia en el aula de la escuela de Monte Carmelo fue lapidaria: “No sé si
el Comandante Chávez ha permitido los transgénicos, porque eso es el acabóse”.
Orlando Pamo es un
sereno representante heredero de la cultura pijao. Proveniente de Tolima, en el
centro occidente colombiano, agradeció en primera instancia el intercambio con
los espléndidos anfitriones sanareños, expertos organizadores del Encuentro
Internacional de los Guardianes de Semilla que transcurre en el caserío aledaño
a Sanare, cuna de las Zaragozas, y que sin falta cada año reúne a los
agroecologistas de todo el país. En esta edición especial, los agricultores
venezolanos prestaron atención a las experiencias de lucha y resistencia que se
viven actualmente en Colombia, con la criminalización de los indígenas y
campesinos que defienden las semillas autóctonas.
Pamo es un
agricultor y radialista perteneciente al Grupo Semillas, organización ambientalista
que lucha por la defensa territorial de las culturas ancestrales, la protección
de la biodiversidad y la soberanía alimentaria, tan cara a los pueblos
indígenas del convulsionado país neogranadino.
-¿Cuál es la
situación actual de los pueblos indígenas colombianos que luchan por sus
territorios y el derecho al uso de sus semillas autóctonas?
- Actualmente
vivimos una coyuntura muy difícil debido a la aplicación de los tratados de
libre comercio que ha firmado el gobierno colombiano con diferentes estados del
mundo. Nuestro gobierno ha hecho unas reformas en la parte normativa que le
permite a las empresas transnacionales violar la soberanía de nuestro país. Es
un andamiaje que va desde la parte jurídica hasta la parte punitiva que permite
a las fuerzas militares arremeter en nuestra contra y así dar cumplimiento a
las políticas globalizadoras que contiene la propuesta neoliberal. Estas leyes
están criminalizando la producción agrícola y a los agricultores en Colombia.
Por ejemplo, el artículo 4to de la Ley 1032 del 2006 que criminaliza a los
agricultores por sembrar semillas de las empresas sin autorización y también
las semillas parecidas o que puedan confundirse con una semilla protegida
legalmente. Por estas leyes han sido retenidas las semillas, han sido quemadas
y enterradas. Hemos sido judicializados y nos aplican desde 1 hasta 10 años de
cárcel según esta ley. La resolución 970 del 2010 del Instituto Colombiano
Agropecuario (ICA) que ejerce el control fitosanitario, permisos y patentes, lo
convierte en un instrumento para perseguir, volver ilegal y criminalizar el uso
de semillas nativas criollas por los agricultores y exige que sólo se pueda
utilizar semilla certificada y registrada.
- ¿Cómo opera este
proceso de judicialización?
- La resolución
establece que de 5 hectáreas en adelante usted tiene que tener semillas
certificadas, y estas son parte del paquete tecnológico que nos venden. Eso
implica que le dan las semillas, el crédito, los insumos, pero tiene que
comprar obligatoriamente estas semillas, no puede utilizar otras. Al firmar el
contrato con la empresa transnacional el campesino acepta las cláusulas que
determinan qué es lo que tiene que hacer: esa semilla sólo puede utilizarla una
sola vez, no puede venderlas a otros, es decir, no puede comercializar si no
con quien la transnacional indica. Esto hace parte del paquete de acuerdos que
firmó el gobierno colombiano al aceptar los tratados de libre comercio, y quien
trate de vender o utilizar las semillas en una segunda cosecha, ya está violando
estos acuerdos. Allí es donde le cae la justicia, llega la policía, lo
persigue, decomisa la semilla, la quema y la entierra y el transgresor puede ir
a la cárcel.
-¿Cuáles son las
estrategias que se han planteado los grupos indígenas para poner fin a esta
criminalización?
- Inicialmente con
las comunidades indígenas en las que nací y hago vida, estamos haciendo uso de
los 13 artículos de la Constitución Nacional que nos favorecen, al igual que
algunos tratados internacionales. Por esa parte hemos hecho algunas propuestas
interesantes como declarar algunos territorios libres de transgénicos,
trabajamos la parte pedagógica interna en cada uno de estos resguardos
indígenas, bajo la parte que tenemos como educación étnica. A nivel general
hemos hecho algunas denuncias internacionales, tenemos varias demandas sobre
estos aspectos y le hemos exigido una consulta previa como lo ordena uno de los
convenios internacionales de la OIT. Las transnacionales ya acusaron recibo de
nuestra demanda y están buscando conciliar para hacer una consulta previa con
los representantes de las comunidades indígenas afectadas que saben que no
retrocederemos. Hicimos llegar algunas documentaciones a la Corte
Constitucional para que revise y detenga estas leyes, algunas de ellas aún no
se aprueban. Además, hemos estado en constante movilización desde el 4 al 12
octubre, una semana de la Dignidad que nosotros hemos llamado de la
Indignación. Nos movilizamos no sólo por la parte agrícola, sino contra la
locomotora minera extractiva de los recursos naturales que trata de aliviar las
dificultades que vive el mundo capitalista debido a las crisis económicas que
está viviendo esta propuesta. Vinimos a Monte Carmelo a denunciar esto, no es
fácil para nosotros, por lo que debemos llamar la atención a los gobiernos de
avanzada en América Latina, porque las transnacionales no se contentan con
estar allí al lado (en Colombia). Ellas están trabajando para llegar a los
diferentes gobiernos y pueblos de Latinoamérica porque no se hastían de tener
todas las riquezas en sus manos. Creemos que los países avanzados y sus
políticas deben defender al pueblo, hacer propuestas desde la base, para que no
sean objeto en un momento dado de aniquilamiento por estas propuestas
corruptas, indecentes y totalitarias del capital transnacional y del
neoliberalismo.
-¿Cuál es su
evaluación del encuentro de los Guardianes de la Semilla que se realiza en
Monte Carmelo y cómo contribuye a la articulación de nuestras luchas?
-Me parece que el
hecho de que esto se haya hecho en Venezuela es muy importante porque está en
proceso de consolidación una propuesta socialista que para nosotros es un
ejemplo de los cambios estructurales de Estado. Este evento sirve para unirnos
más y tratar de construir escenarios que propicien la soberanía y la autonomía
de nuestros pueblos. En la coyuntura actual de nuestro país, algo importante
son los diálogos que han empezado a darse entre la insurgencia colombiana y el
gobierno de Juan Manuel Santos, que sabemos que son dos propuestas totalmente
diferentes y que no sabemos a ciencia cierta a qué puerto pueden llegar, porque
tenemos una economía y unos suelos totalmente concentrados en pocas manos, y no
va a ser fácil que en la mesa se puedan dar cambios estructurales. El pueblo
colombiano se está moviendo con las diferentes organizaciones para hacer que
esa mesa de diálogo permita hacer cambios hacia una sociedad más equitativa,
igualitaria en el sentir y en el decir de la palabra. (LVSV/dom)
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