Arrieros


Crónica 
ELLOS LE LLAMAN LA GARRUCHA…
Por. Andrés Fabián Hernández Martínez


Arriero Cafetero
Fuente. Internet.
Ese domingo  llegamos sobre el medio día y lo primero que me sorprendió fue esa canasta que se levantaba como una pequeña cárcel  traída de los campos de concentración nazi al borde de la carretera, no tenía más de dos por dos metros y en ella noté  un gran bloque de  hierro que sostenía unas poleas y un cable de acero que se extendía unos 150 metros hacia abajo, esa cosa se perdía entre las matas de café y la espesura de la maleza que escondía la peligrosa inclinación de aquella montaña sobre la cual estaba parado, don Samuel nos contaría más tarde que él y su familia habían durado cinco años ahorrando para poder construirlo,  ellos le llaman La Garrucha para mí era un pequeño teleférico que  causó sensación entre los invitados, o sea nosotros.


La cita era en la finca de  Samuel Herrera, a él lo  conocimos un par de semanas antes en la escuela de la vereda El Delirio en el municipio del Líbano, en aquella ocasión apenas iniciábamos las tareas de nuestro Observatorio Socio Ambiental y  la idea era realizar un acompañamiento y cubrir el proceso de denuncia y movilización que empezaba a gestarse entre los habitantes de la cuenca del rio Lagunilla por la presencia de  Mineros S.A; Don Samuel fue el primero que  llamó mi atención aquel día,  su acento apaisado, sus rasgos y su carisma generaron en mi una sensación de bienestar y protección casi paternal, ese día conocimos su historia y comprendimos la indignación por la cual había convocado  a más de cuarenta campesinos, quienes llegaron de todas las veredas del norte del municipio.

Llegamos  tostados por el sol, a veces sentía que estaba en Ibagué de nuevo y eso me alegraba porque soy más calentano que un tamal, sin embargo sabía que esa temperatura no es normal en el Líbano. Bajamos el serpenteante camino de herradura, Jorgito se agarraba de mis hombros para no caerse, si me quedaba difícil a mi saber por donde andaba a plena luz del día, mucho más a él que fue víctima hace ya muchos años de la negligencia de una enfermera idiota que no se dio cuenta que lo que le suministró fue una medicina que actuó como contraindicante a su cirugía en los ojos.

Al llegar  nos atendieron con mucha amabilidad, don Samuel estaba listo pa´ la entrevista, sus botas de caucho, su sombrerito  y su machete de cacha naranja eran la mejor gala para la ocasión. Nos contó al detalle cuando encontró a los ingenieros de la mina, uno de sus hijos fue quien le alertó de la presencia extraña y él que si bien es un hombre de paz y de buen corazón no deja de ser desconfiado, agarró inmediatamente para donde estaban ellos y en menos de lo que canta un gallo les cayó, con mucho respeto  valor y gallardía les preguntó por su presencia en sus terrenos, ellos  contestaron que estaban explorando el subsuelo y que tenían permiso de Ingeominas y CORTOLIMA,  a lo cual les contestó que eso a él no le interesaba “Yo no conozco a ningún Ingeominas y ningún CORTOLIMA esos señores no han asomado por acá a decirnos que ustedes van a venir ni me han pedido permiso para que entren en mis propiedades” -fueron sus palabras textuales-

Más tarde, cuando finalizábamos nuestra entrevista y el observatorio entero satisfacía su curiosidad infantil por treparse al teleférico, nos dimos cuenta de la tronera que le dejaron, parecía una tumba para alguien que hubiera querido que lo enterraran de pie, tenía como un metro y medio de alto por un metro de profundidad y sobre una roca se  alcanzaba a percibir el ángulo del despique de un martillo que la quebró con una perfección de cirujano en una de sus esquinas, el hueco no me impacto tanto como aquella roca mutilada, por eso habían venido y finalmente se lo habían  llevado.

Antes de aquel día don Samuel había participado de la marcha cafetera que se había dado cita en la ciudad de Manizales, en ese evento  perdió su celular y la comunicación con él retrocedió dos siglos, quedamos de vernos el 27 de agosto en el Concejo del Líbano donde un concejal amigo y habitante de aquella zona había prometido en la reunión de la escuela  convocar a Ingeominas y CORTOLIMA para plantear el debate sobre los títulos que se hallan concedidos en la zona, allí se debatiría el asunto y don Samuel hace rato se estaba preparando para eso, en sus manos tenía un documento que indicaba que Mineros S.A.  tiene el derecho de explorar y explotar el subsuelo de toda la región por treinta años contados estos a partir del año 2009.

Llegó el 27 y la tensión era evidente, Carolina había pasado la noche entera masticando el código minero para saber por dónde agarrar la cosa, ella también había sido convocada para debatir en aquella ocasión, es ya  casi una ingeniera Forestal y ama la vida de cualquier ser vivo sobre la faz de la tierra, a veces le digo que es capaz de bañar, vestir y acostar a dormir a un ratón antes de pensar en lastimarle como haríamos la mayoría de las personas en el mundo -esto último lo digo con vergüenza-,  ella me ha enseñado muchas cosas que tal vez la costumbre y la fuerza de las tradiciones más viscerales como esta, no me permitían reconocer como valiosas, -ahora mientras escribo estas líneas creo saber que eso es lo que más me ha enamorado de ella-. Llegamos al Concejo con una hora de anticipación, tita nos había llamado temprano y nos indicó que se había logrado comunicar con don Samuel y nos aseguró que él de fijo llegaba,  Tita es algo así como nuestra jefe de Prensa en el Observatorio y es la esposa de Ricardo, un colega docente que trabaja en Murillo ambos son junto a nosotros y otros cuatro amigos los fundadores del Observatorio, somos   reparceros y contamos mucho con su opinión, obviamente no despreciamos ni nos alejamos de las decisiones tomadas democráticamente en  la organización, siempre   actuamos en el marco de las orientaciones generales del mismo.

Don Samuel llegó como un fantasma y no nos dimos cuenta a qué hora pasó por nuestro lado, solo recuerdo que lo vi salir de la oficina adjunta al concejo con la carta que certificaba su participación en la sesión de aquel día, parecía un niño que sale de la escuela con la firme intención de correr a mostrarle a su mamá que ha sido quien obtuvo la calificación más alta de toda la clase,  tenía la misma sonrisa de siempre y en la mirada la misma decisión y arrojo que  cuando le conocí, en ese momento la tensión y los nervios se fueron, se disolvieron, otra vez la misma sensación de bienestar y protección  que había sentido antes. La intervención de Don Samuel en el concejo fue tan clara como el nacimiento de agua que atraviesa su finca y defiende, por su boca y luego por la boca de muchos más empezaron a escucharse las voces que han estado ocultas o apagadas durante las últimas dos décadas, la guerra apagó muchas y otras decidieron bajar el volumen; sin embargo  ese día tronaron y con la gallardía arriera de los buenos libanenses desahogaron sus preocupaciones “Nosotros, la vida de nosotros ya es muy corta, nosotros estamos viviendo horas extras, nosotros debemos preocuparnos por esa juventud que está naciendo y por los que falta por nacer… si a nosotros nos amenazan las minas, vamos a cerrar las minas del Líbano y que el gobierno venga a poner la cara aquí a las comunidades del Líbano”  me estremecí intensamente, quería no haber escuchado estas palabras pero es una realidad lapidaria, recuerdo también que hace poco leía en internet una columna del  diario El Tiempo, el columnista  exponía el grave peligro de abrir procesos de paz sin haber cerrado completamente el capitulo y las causas de la guerra que se pretende acabar, mientras hay nuevas olas de conflictos sociales sobre los territorios, esta vez vinculada a las nuevas apuestas del “desarrollo” del país y la locomotora minero energética que avanza amenazante, llevando en sus manos el despojo y el desplazamiento legal y forzado.

Don Samuel representa esa visagra entre el conflicto y la guerra que no acaba de cerrase y la que se anuncia, la última vez que nos vimos fue en el Foro Agua y vida que se organizó el pasado viernes y sábado 14 y 15 de septiembre  en el Líbano a propósito de las locomotoras del desarrollo y el Agua - este último como bien ambiental de los tolimenses-, ese día mojo pantalla y micrófono por todos lados, la prensa alternativa cubrió el evento y nadie más interesado que don Samuel para contar su historia, el siempre me ha dicho profe,  a Caro le decía Doctora ahora por lo menos le dice ingeniera; se fue en la tarde al despuntar el sol, quedó de llamarnos para seguir en la lucha, la próxima cita  será en una semana ahora  una vereda más abajo tenemos que preparar la marcha del 20 de octubre y tal vez nos encontremos a los mismos,  pero encontrarnos con ellos es como un despertar permanente, luego les cuento  el próximo capítulo de esta historia, primero debo ir a contar este. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario