Juan Ricardo Sánchez González
Observatorio Socio Ambiental Provincia de los Nevados
Comisión Logística Paro Nacional Cafetero
Después de 11 días de estoica
resistencia en el Líbano Tolima, culmina un valioso ejercicio de autentica democracia en el cual
participaron alrededor de 4000 campesinos, cafeteros, jóvenes y pueblo en
general expresando lo que probablemente como individuos aislados no
conseguirían; la declaración y el reclamo impetuoso y vehemente de una serie de
exigencias históricas que siempre han sido negadas por los gobiernos de turno.
La actual crisis cafetera es sólo un
indicador del caos y la inestabilidad financiera que impera en el sector
agrícola y especialmente en la economía
de millares de familias campesinas quienes día a día, con tesón, esfuerzo
y coraje asumen con alegría la labor de producir los alimentos que garantizan la seguridad alimentaria de toda
una nación.
El lunes 25 de febrero comienza
la épica travesía de centenares de campesinos quienes con algo de tristeza pero
con mucha decisión dejan sus familias y
tierras para acudir al llamado y participar de la toma pacífica a la intersección de la carretera panamericana,
ubicada a 50 minutos del casco urbano, llegaron con sus ollas, plátanos,
pertrechos y en medio de la confusión y
de la falta de coordinación empezaron a armar sus cambuches y a prepararse para
librar lo que sería; una prolongada
lucha en pro de la defensa de sus derechos. Ese mismo día luego de una serie de
marchas cortas y de tímidos intentos de plantones en la vía, aparecen la policía
antimotines y el criminal escuadrón del ESMAD, quienes en un exagerado,
innecesario y violento despliegue reprimen duramente a la masa desarmada de
campesinos ocasionando heridas de
importancia a varios de los manifestantes. Esa misma noche y durante las 3
siguientes la policía antimotines desbarata algunas de las improvisadas carpas
y sitios de alojamiento.
Durante los días martes,
miércoles y jueves se presentan bloqueos temporales de la vía y marchas sobre
la carretera en dirección Norte (Armero-Guayabal) y sur (Lérida-Ibagué), ante
cada intento de posicionamiento de los manifestantes en la vía, la policía reaccionó con desafiante
arrogancia y en diversas ocasiones usó
gases lacrimógenos y bombas aturdidoras en su contra. No se presentaron hechos
de relevancia además de algunas escaramuzas e intentos de paralizar el tráfico.
El día viernes se originaron
notables diferencias y contradicciones en cuanto a la definición de una táctica
adecuada que hiciera efectivos y visibles los esfuerzos y el descontento de los
manifestantes, hubo un gran número de personas que amenazó con salir del punto
de concentración si no se lograban coordinar acciones de hecho con un nivel de
mayor contundencia, sin embargo repentinamente y como respuesta inesperada a sus reclamos
entran en la escena un grupo de jóvenes y campesinos que de forma temeraria y
con inmenso fervor se lanzan como un solo cuerpo sobre las posiciones de los antimotines y sin
temer a la borrasca de gases confrontan y logran despejar la vía de los
efectivos policiales haciéndolos correr en desbandada. Este acto de coraje y valentía motiva a los
campesinos a ocupar de forma permanente
la carretera, al escuchar una voz que con mucha seguridad decía: “ Ahora sí esto es de nosotros ocupemos lo
que nos pertenece”, se organizan comisiones, se estructuran barricadas y se
genera una compacta resistencia.
A partir del sábado comienza a
sentirse la presión y el desgaste propios de la magnitud la campaña que se
desarrollaba, con cada hora que transcurría los signos
de desgaste eran más evidentes, falta de sueño por las difíciles condiciones
para pernoctar, condiciones de higiene poco favorables, amenazas de
juidicialización y de intervención policial entre otros… Hay que decir eso si
que la solidaridad del comercio y habitantes del municipio fue notoria al menos
en cuanto al suministro de víveres,
elementos de aseo y utensilios de
cocina, eso sí como decía un campesino “Bendito
el señor tenemos comidita para rato”. Siempre se tuvo una permanente
comunicación y la gente estuvo muy informada de los acontecimientos en materia
de negociación a nivel nacional. Ya para el día miércoles 6 a través de la
decisión de la asamblea general se decide culminar el bloqueo en consideración
de algunas apreciaciones en materia humanitaria y también producto del evidente
agotamiento de los manifestantes. Los campesinos retornan a sus fincas y
parcelas el Jueves 7, con sentimientos
encontrados ya que la negociación entre los voceros y el gobierno nacional no
habían concluido, sin embargo y pese a las adversas circunstancias
estos regresaron como verdaderos héroes a sus tierras.
Se levanta el paro
cafetero después de 11 días de aguante, las consecuencias que generan un paro
son sensibles y muchas personas indudablemente sintieron como se interrumpió su
vida cotidiana, en este país donde la democracia funciona a medias este tipo de
medidas, al menos en nuestro tiempo; son necesarias. Si el pueblo no es
escuchado; este se hace escuchar de cualquier forma. Son importantes los
avances logrados aunque no son definitivos... Nos falta una mejor planificación
de la economía agrícola que propenda por una tecnificación e industrialización
de sus sectores de producción pero no con beneficio para los grandes
explotadores sino para los millares de campesinos trabajadores que con su
esfuerzo garantiza nuestra seguridad alimentaria. Que vivan los valientes y
heroicos campesinos Colombianos!
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